Es mejor, pero no resulta rentable. Éste es el resumen de un experimento pionero llevado a cabo en Suecia para estudiar si es posible reducir a seis horas la jornada laboral. La conclusión, tras un proyecto piloto de dos años a punto de terminar, es que la productividad aumenta con este horario de trabajo y que la salud y satisfacción de los empleados mejora. Pero a un coste que hace inviable poner en práctica esta revolución del trabajo.
La residencia de la tercera edad de Svartedalens, en la ciudad sueca de Gotemburgo, ha sido el laboratorio donde poner a prueba la reforma más radical del mercado de trabajo europeo desde la controvertida introducción de la jornada de 35 horas en Francia. Durante dos años, sus 68 empleados han trabajado seis en lugar de ocho horas al día manteniendo íntegros sus salarios. Los resultados han sido ampliamente positivos: las bajas por enfermedad se han reducido entre los trabajadores y la atención a los ancianos en la residencia ha mejorado. Al comparar al personal de este centro con el de otro de control que mantiene la jornada de ocho horas, el informe descubrió que los empleados de Svartedalens tenían dos veces menos probabilidades de pedir bajas por enfermedad y se declaraban un 20% más contentos.
Pese a estos beneficios incontestables, las autoridades de Gotemburgo están pensando en aparcar el experimento. No tienen ningún plan para instituir este horario de forma permanente en Svartedalens o de generalizar este proyecto piloto en el sector público de la ciudad. Al menos por el momento. El motivo es económico. Para cubrir con nuevo personal el recorte de horas, la residencia tuvo que contratar a 17 nuevos empleados (hasta los 85), lo que supuso un coste extra de 12 millones de coronas suecas, unos 1,26 millones de euros. Uno de los principales impulsores de la iniciativa reconoce su inviabilidad. El proyecto, explica Daniel Bernmar, responsable de Tercera Edad en el Ayuntamiento de Gotemburgo, «está totalmente ligado a mayores costes». «Sería demasiado caro poner en marcha una generalización de la reducción de las horas laborales en un período de tiempo razonable»
Otras iniciativas suecas
Suecia ya había coqueteado antes con esta experiencia. Dos hospitales de la localidad de Umeå también probaron durante un año -hasta el pasado noviembre- a mantener el sueldo a sus trabajadores tras reducirles a seis horas la jornada laboral. En la localidad de Kiruna también se trató de estudiar esta práctica con un programa que duró entre 1989 y 2005. Pero los resultados fueron dispares. En ambos casos no pudieron probarse los beneficios que han emergido del experimento en Svartedalens. Además, el pasado septiembre se inició un programa similar en el departamento de Sundsvall, según el diario ‘Sundsvalls Tidning’. Este proyecto piloto, que durará un año, trata de estudiar los efectos de la jornada de seis horas en la salud y la productividad de los trabajadores, pero también persigue atraer a personal cualificado de otras regiones. Asimismo, en el hospital universitario Sahlgrenska de Gotemburgo, el departamento de Ortopedia también ha adoptado de forma temporal el horario reducido. Pero este tipo de experimentos no se limitan al sector privado. El concesionario de Toyota en Gotemburgo lleva trece años funcionando con dos turnos diarios de seis horas para sus 36 mecánicos. Su director gerente, Martin Banck, asegura que con esta medida «todo el mundo está contento», trabajadores y clientes. Además, los beneficios han repuntado un 25% en este período. Por su parte, la start-up tecnológica Brath, con 22 trabajadores entre Estocolmo y Örnsköldsvik, lleva desde su fundación hace tres años con horario reducido. También la empresa de software Filimundus, con sede en la capital sueca, lleva un año experimentando con jornadas de seis horas. En ambas compañias creen que la idea fomenta la productividad y la innovación, además de mejorar su atractivo como lugar de trabajo.
Fuente: El Confidencial