“Si el eco de su voz se debilita, pereceremos” Paul Eluard.
El 24 de enero de 1977 en el número 55 de la calle Atocha (Madrid) a las 22:30 de la noche nueve abogados laboristas de Comisiones Obreras (CCOO) y militantes del Partido Comunista de España (PCE), trabajaban en defensa de los movimientos vecinales que se estaban gestando durante la Transición en defensa de la libertad y la democracia. En ese momento, un comando ultraderechista irrumpió en el despacho y abrió fuego contra los allí presentes, matando a cinco personas y dejando heridas a cuatro.
Al entierro de las víctimas de Atocha asistieron más de cien mil personas. Fue la primera manifestación multitudinaria de la izquierda después de la muerte de Franco, y transcurrió en silencio y sin incidentes. Le siguieron importantes huelgas y muestras de solidaridad en todo el país, además de un paro nacional de trabajadores el día después del atentado. En estas muestras de fuerza se dio la paradoja de que las fuerzas de seguridad incluso protegieron a los miembros de un partido todavía ilegal (el PCE), contribuyendo en buena medida -incluso algunos lo consideran como el momento decisivo- para su legalización.
Nuestro compañero Ignacio Cestau formó parte del despacho de Atocha antes de trasladarse a Tenerife e iniciar la andadura de este despacho en 1976; y participará en la tarde de hoy en un homenaje que celebrará el Colegio de Abogados de Las Palmas de Gran Canaria. Desde nuestro despacho queremos rendir un sentido homenaje a todos los que, asumiendo un riesgo vital, lucharon por obtener y conservar las libertades que disfrutamos ahora. Intentamos seguir combatiendo para mantenerlas.