Nos encontramos con un colectivo laboral con altas exigencias cuantitativas, altos requerimientos posturales, escaso control de tiempo para hacer sus tareas, bajas recompensas y la doble carga de trabajo que sufren las trabajadoras cada día responsabilizándose, mayoritariamente, del trabajo doméstico y familiar. Además sufren una alta prevalencia de patologías de tipo musculoesquelético, tratadas mayoritariamente como enfermedad común. La no evaluación de los riesgos de tipo ergonómico y psicosocial dificulta la implantación de medidas preventivas.
Existe una serie de aspectos que dificultan la correcta integración de un Sistema de gestión preventiva en el sector hotelero, como sería la elevada rotación de personal debido a las variaciones de ocupación hotelera, inmigración, escasa formación y especialización, falta de promoción y el trabajo a turnos. Dentro del ámbito de la prevención, siempre se trabaja pensando en los riesgos inherentes a la seguridad. Sin embargo, existen otros aspectos no menos importantes, como son los riesgos ergonómicos que deterioran la salud de los trabajadores, mermando así su calidad de vida y ocasionando patologías y lesiones invalidantes. Estas provocan un incremento del absentismo, bajas por accidentes y enfermedades, con inevitables pérdidas económicas de una empresa y de un país.