La regulación de los robots lleva varios años en el punto de mira de los organismos internacionales y de los Gobiernos. En marzo de 2012, la Comisión Europea inició un proyecto denominado «Robolaw» que tuvo como resultado final un informe sobre cuestiones éticas y legales – que presentó a finales de octubre de 2014 la profesora Erica Palmerini de la Scuola Superiore Sant Anna de Pisa – que plantean los robots así como ofrecer orientaciones y principios que pudieran guiar a los reguladores europeos y nacionales que tengan que legislar sobre estas cuestiones.
Dicho informe ya consideraba que los valores esenciales de las leyes de la robótica tenían que ser la justicia, la dignidad, la privacidad, la solidaridad, la protección de los consumidores y de los derechos fundamentales, la no discriminación, la integración de los discapacitados y la asistencia sanitaria. Ya entonces, la robótica se vinculaba con sectores como el transporte o la sanidad y se abordaba la necesidad de regular la problemática de los coches sin conductor, los robots cirujanos, las prótesis robóticas y los robots para el cuidado de personas ancianas o con discapacidad.
El informe de 2016 del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo advierte de que, entre los años 2015 y 2020, la digitalización de la industria puede conllevar la desaparición de 7,1 millones de puestos de trabajo y la creación de 2,1 millones de nuevos empleos.
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