El empresariado que tenemos en España.
“Mi vida se fue a la mierda. Si salía de noche, me tenían que acompañar hasta la puerta de casa”. A.H., una trabajadora bilbaína que lleva la mayor parte de su vida en el sector de la banca, no aguanta más. Aún hoy arrastra los traumas de aquel 19 de julio de 2001, cuando dos hombres armados entraron a la sucursal del Banco Santander donde trabajaba, situada en la localidad vizcaína de Durango. Uno de ellos le colocó el revólver en diferentes partes de su cuerpo, obligándole a que le entregase el dinero. Cuando los ladrones se marcharon con algo más de tres millones de pesetas, la pesadilla recién estaba por empezar.
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